Le 16 janvier dernier, la paix au Salvador soufflait ses vingt-quatre bougies. Les accords dits de « Chapultec » mettaient fin à treize ans d’un conflit acharné entre l’Etat du Salvador -soutenu par les Etats-Unis jusqu’en 1989 et la fameuse guérilla FMLN. A deux mois de la date limite de signature d’un accord en Colombie entre l’Etat et les FARC, la sortie de crise du Salvador peut, sans être comparée, venir éclairer le cas colombien si particulier. Bien que ces accords soient aujourd’hui célébrés comme un modèle de résolution de conflit en Amérique latine, ils sont le fruit d’un processus long, semé d’embuches, rendu possible uniquement par un changement d’attitude de la communauté internationale.
En menos de dos meses se celebrará la firma de los Acuerdos de Paz entre las FARC y el Estado colombiano, luego de más de dos años de negociaciones secretas. Llegó el momento de hacer un balance de las dificultades y retos de la construcción de la paz, desde el ejemplo que dio El Salvador hace 24 años.
Cada uno se podría preguntar ¿por qué hablar del proceso de paz salvadoreño cuando en menos de dos meses se celebrarán los acuerdos en Colombia ? La respuesta es que aunque se trate de dos realidades distintas, la historia suele ser una fuente inagotable de lecciones. La semana pasada – el 16 de enero – se celebraron los 24 años de los Acuerdos de Paz de El Salvador, caso único de una paz negociada en América latina después de un proceso revolucionario ya que las revoluciones cubanas y nicaragüenses fueron victorias militares. En el caso de El Salvador, ninguno de los partidos venció por vía militar, se convino negociar políticamente una transición pactada, de la cual ahora se puede aprender mucho.
¿Cómo llega a una guerra civil?
Resultada de un proceso de largo plazo, la guerra civil cristaliza frustraciones tanto en áreas políticas, sociales como económicas. En El Salvador, de 1931 a 1979 la vida política fue monopolizada por un autoritarismo militar aliado a las catorce familias más poderosas del país. En 1972, los opositores, reunidos, intentaron un último golpe político y legal para un cambio nacional. A pesar de una derrota nítida, la dictadura militar mantuvo su candidato en poder. Poco a poco, lo que la oposición llamaba de « lucha popular revolucionaria » se transformó en una lucha territorial. Frente a la represión masiva por parte del Estado, las organizaciones gremiales y sociales contestaron con la creación de unos organismos de autodefensa. Lo que no se podía expresar más políticamente, se convirtió en una lucha armada.
El asesinato el 24 de Marzo de 1980 del arzobispo del Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, tuvo como consecuencia la pérdida del portavoz de un gran sector de la población, y generó oficialmente la entrada de la oposición en la lucha armada. El 10 de octubre de 1980 fue formado el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), alianza político-militar de cinco partidos y agrupaciones que lideró las acciones contra el Estado desde 1981 hasta los Acuerdos de Paz de 1992.
Los Acuerdos de Paz
En 1989 la opinión publica internacional reconoció la necesidad urgente de terminar con este conflicto y la ONU mandó una delegación especial, la ONUSAL, para emprender las negociaciones de paz en El Salvador. No obstante, el proceso de paz se vio frenado debido a distintos factores a la hora de llevarlo acabo.
Primero, por la existencia de una ideología desarrollada y difundida en el conjunto de las fuerzas opositoras. Al contrario del Ejército nacional, el FMLN proveía una formación ideológica de pensamiento político, transformando sus soldados en agentes políticos. El alto nivel de conciencia política de los miembros del FML planteó la imposibilidad de una paz troncada. Cuando el presidente Duarte ofreció una amnistía y una reinserción social de los guerrilleros, éstos se rechazan a integrar de vuelta una sociedad de cual contestaban los fundamentos socio-políticos.
A partir de ahí se conformó un Estado paralelo autónomo dotado de su propio Ejército, Asamblea, producción agrícola, sistemas de salud, educación y comunicación y hasta su propia bandera y su propio himno. ¿Cómo pensar la reunificación de dos Estados enemigos, uno hijo del otro? ¿ Y eso, tanto mas cuanto que el conflicto nacional se vuelve internacional por la intervención de actores extranjeros que no siempre tienen interés en que se logre una paz prolongada ? Así, Contadora fue el primer encuentro internacional para negociar en el marco del conflicto salvadoreño, con países de Centroamérica que tenían todos intereses nacionales bien marcados. En aquel momento, Honduras era la base militar de los EE.UU. quienes respaldaban al Estado salvadoreño cuando la revolución nicaragüense quería apoyar al proceso revolucionario del FMLN y Costa Rica mantener una imparcialidad… El nacionalismo terminó fracasando al intento de paz internacional de Contadora.
Balance y aprendizajes
Sólo bajo la participación de la comunidad internacional se consiguió el desmantelamiento de la estructura militar del FMLN. Detalle que no es menor, ya que la capacidad militar es el único medio de contrapeso y protección que tiene la guerrilla en un conflicto armado.
El eje central de la mediación es el reconocimiento no de una paz, sino de varias paces, cada una siendo hija de un conflicto particular. A cada conflicto su paz, y a cada paz sus desafíos. De esto se puede sacar unos aprendizajes.
El factor temporal se destaca como un elemento central en la negociación, comprensión y aceptación de un proceso de paz, que a cada momento está puesto en riesgo. Una paz solida es una paz planificada y respetada en el tiempo. Las negociaciones salvadoreñas fueron amenazadas por el no cumplimiento de la agenda de paz, y finalmente con la intervención del Secretario General de la ONU Boutros Ghali pudo destrabarlas.
Aunque el caso de El Salvador suela ser visto al fin y al cabo como un modelo de proceso de paz, vale aclarar que queda todavía pendiente la cuestión de la memoria después del conflicto. Instaurar una paz duradera implica no sólo implementar una justicia efectiva que ponga en marcha las comisiones de verdad y los juicios sino escribir y transmitir una Historia mas neutral capaz de cerrar las heridas.
Margaux Bertel